miércoles, 19 de noviembre de 2014

Arnold, P.J. (1989). Educación Física, movimiento y currículum. Madrid: Morata, Cap. 1 y 2

La educación actual puede concebirse en dos sentidos diferentes. Por un lado, la educación descriptiva que se centra únicamente en como son las cosas, centrándose en su objetividad sin formular ningún tipo de juicio de valor. Por otro lado la educación evaluativa, la cual se centra en el análisis, tratando de describir cómo deberían ser las cosas, formulando juicios de valor. Por lo que aparece un interés por aquello que resulta beneficioso para el aprendizaje, es decir, la materia educativa posee unos valores que nos indican aquello que resulta beneficioso y lo que debería enseñarse en los centros educativos. Por ello, los procedimientos que se deben adoptar en educación tienen que tener un valor intrínseco y han de realizarse con un fin en sí mismos.
Dicho esto, cabe diferenciar también los objetivos de los propósitos a los cuales se aplican en el ámbito de la educación. Los objetivos suelen ser más inmediatos, accesibles y se interesan por hacer prácticos a los propósitos. Estos deben ser realistas e inculcarse progresivamente para alcanzar un aprendizaje correcto y eficaz. De este modo, los objetivos han de ser válidos y correctos, para poder aplicarlos en las actividades escolares y así percibirlos de manera más clara, con el fin de establecer el movimiento a la educación. En definitiva, la educación constituye la elaboración de tareas académicas con un valor intrínseco, sin tener en cuenta los valores instrumentales que no están relacionados con este ámbito.
La concepción actual de la educación está basada en un conocimiento predominantemente teórico y racional, donde el desarrollo cognitivo es el principio y el final del aprendizaje dado que las estructuras educativas que lo rodean, como sus objetivos,se forman en función del conocimiento. Aun así, esta forma de educación no es del todo completa, ya que se centra sobre todo en el desarrollo intelectual sin tener mucho en cuenta el modo práctico de la educación. Es por ello por lo no se forma "el conjunto de la persona", dejando de lado la interacción y las emociones que tiene la práctica educativa. Es así como el autor apuesta por el conocimiento práctico y el "saber como", para que los alumnos pongan en práctica los conocimientos aprendidos anteriormente, efectuándolos de manera racional. Una vez aprendido esto, tendrán la capacidad de adquirir nuevas destrezas y habilidades que podrán manifestar de forma efectiva en otros campos.
Relacionando lo práctico con el ejercicio físico, podemos analizar de una manera conceptual el "saber como" de una persona. En el sentido débil de una persona, se refiere a que esta es capaz de realizar una actividad pero no puede explicar cómo la ha efectuado. El sentido fuerte de una persona, no sólo es capaz de realizar una tarea sino que puede identificar qué ha efectuado y describir cómo lo ha hecho. Por lo que exige a la persona a adquirir un razonamiento práctico en la elaboración de estas actividades, saber hacer las cosas, comprender los conocimientos necesarios, saber cómo se ha hecho para poder mejorarlo posteriormente y además saber ponerlo en práctica en cualquier campo.
Para destacar, las consecuencias educativas que se han explicado anteriormente, hacen patente la necesidad de incorporar el movimiento al currículum educativo, ya que las actividades físicas y la interacción además de aportarnos el conocimiento práctico que complementa al teórico, nos hace aprender nuevas destrezas y habilidades aplicables a cualquier ámbito de nuestra vida cotidiana.    

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